viernes, 29 de octubre de 2010

Capítulo 4

Yo me fui con Rodri lejos de mi clase. No quería que Marcos y Pablo supiesen que me habían tomado el pelo. ¿Cómo se atrevía Marcos a jugar con una
cosa así? ¿Y cómo se había atrevido Pablo a contarle todo a Marcos y
luego venir a pedirme perdón? Lo peor es que la culpa era mía, por
confiar en Pablo. Me alegré de no haberle besado, de haberme ido antes de
enamorarme de él, pero no estaba segura de eso. Y yo, cómo una idiota confié en él. Supongo que para Pablo fue divertido contarle a Marcos como lloré y como me fui a casa.


Ahora Rodri me seguía abrazando. Lo que más me gustaba de él era esa
forma de hacerme entender con la mirada que podía contar con él para
todo. La verdad es que era muy buen chico: sacaba buenas notas, ayudaba a
todos sus amigos sin pedir nada a cambio, era un cielo con las chicas y
además era bastante guapo. El problema es que yo no me fijo en los
chicos como él; yo me fijo en los imbéciles como Marcos o Pablo…


De pronto sonó el timbre, era la hora de entrar en clase. Rodri me dio un beso en la mejilla y me dijo que si necesitaba algo le buscase. Le sonreí a modo de
agradecimiento y le di otro beso. Fui corriendo al baño para limpiarme
la cara. No quería que me viesen con la cara llena de rímel… Entré en el
baño y escuché a dos chicas hablar.
-¿Has visto a la idiota de Lorena llorar? Jaja -decía Alba, una de las
“super-guays”.
-Sí. ¡Qué pringada! -decía Diana, la capitana de las “super-guays”-
Pero la cerda de ella tiene suerte  -¿suerte? Yo no creía que tuviese
suerte. Acababa de estar llorando y no de felicidad precisamente… - El
buenorro del nuevo no deja de mirarla y Rodrigo la ha visto llorar y ha ido tras ella…


Buf… ¡Diana cada día me caía peor! Todas las chicas de mi curso estaban
enamoradas de Rodri, y se ve que ahora también se estaban enamorando de
Pablo. En fin. Me limpié la cara, me volví a echar rímel y fui  corriendo a clase esperando que el profesor no hubiese llegado.


Por suerte el profesor y yo llegamos a la vez así que no me pudo poner
un retraso, cosa que sí les pasó a Diana y Alba. Pablo no dejó de
mirarme en toda la clase y yo no sabía que hacer para evitarlo. Mis amigas que se habían enterado de que había estado llorando me preguntaron qué me pasaba y se lo conté todo por notitas. Yaiza, que no puede mantener la boca cerrada ni un segundo, al leerlo miró a Pablo y le dijo que era un cabrón. Pablo simplemente agachó la cabeza y el profesor sólo le dijo a Yaiza que utilizase otro vocabulario.


Definitivamente, me encanta tener una amiga como Yaiza. Sonó el timbre para ir al patio. Me despedí de mis amigas porque quería ir a agradecerle a Rodri todo lo que estaba haciendo por mí. Cuando me estaba acercando a su clase,
alguien me cogió de la mano. Cuando conseguí darme la vuelta vi que era Pablo.


-Pablo, ¿te he dicho ya que no me vuelvas a hablar?
-Lore, déjame que te lo explique por favor.
-No, estoy harta de que me mientas. Estoy harta de ti.
-Lorena, cuando te fuiste llamé a mi primo para decirle que era un  cabrón por decirme a medias lo del parque.- Mientras lo decía me puso apoyada en la pared y se acercó a mi sujetándome las muñecas para que no pudiese escapar-.  Y sin querer se me escapó lo del beso pero porque  estaba cabreado. No entendía nada… yo pensé que tú querías tener algo conmigo…
- ¡Vas flipado! ¿Sabes qué? Que no me creo nada de lo que tú me dices.
Olvídame ya.
- No puedo…
Se abrió la puerta. Rodri entró y se quedó paralizado al ver la escena.
-Rodri, quería hablar contigo. -dije mientras empujaba a Pablo para
apartarlo.
-Sí. Y tú, niñato, te he dicho que la dejes en paz.
Rodri y yo nos fuimos a uno de los bancos que estaba dentro del recinto
del instituto. Le di las gracias por todo. Quedaban sólo cinco minutos
para que acabase el recreo y yo quería ir un poco con mis amigas para
hacer alguna bobada y que se me arreglase un poco el día. Al ir a
despedirme de Rodri, nos confundimos y nos dimos un pico sin querer.
Rodri se puso rojo y yo creo que me quedé blanca.
-Lore, lo siento… No quería… tú para mi eres sólo una amiga…
-Rodri, ha sido un fallo. Tranquilo. Ya hablaremos ¿vale?


Llegué donde estaban Silvia, Rebe y Yaiza y decidimos entrar en clase
ya.
Nada más entrar vino Pablo de nuevo hacia mí.
-Lorena, tienes razón. Es mejor que me olvide de ti. Que te den,
princesa.
Dios. En este momento no podía odiarle más. Vale, le había dicho yo
misma que me olvidase, pero no sabía si quería que lo hiciese. ¿Hoy me
podía salir algo peor? Sí.


Había sonado el timbre para ir a casa así que cogí mis cosas y salí. En
la puerta estaba Pablo hablando con Diana. Bueno, hablando precisamente
no, estaban abrazándose y… Pablo la besó. Quería ir allí y darles un
guantazo a los dos pero pensé que eran libres de hacer lo que quisieran e intenté convencerme que Pablo no me interesaba. Aun así no pude evitar llorar.
De camino a mi casa escuché a alguien corriendo detrás de mí. Mierda.
Era Pablo y comenzó a gritar mi nombre. Lo que menos me apetecía era
hablarle así que comencé a correr. No había comido nada desde el día
anterior por lo que estaba bastante débil. Noté como me temblaban las
piernas, cómo se me nublaban los ojos. Me desmayé.
-¿Estás bien princesa?- escuché cuando logré abrir los ojos. Pablo, como
no, Pablo.

martes, 26 de octubre de 2010

Capítulo 3

Capítulo 3
Me preguntaba donde me llevaría. No tenía ni la más remota idea pero quise fiarme de él.
Tardamos un buen rato en llegar al sitio, entre media hora y 45 minutos. Me llevó a un parque. A ese parque. El parque donde mi madre me había dicho que mi padre estaba muerto. ¡No me lo podía creer! Nunca más había vuelto a este parque. No podía. Tenía demasiados recuerdos de ese penoso día. Cada vez que lo recordaba parecía que hubiera ocurrido ayer.
-Princesa, hemos llegado. Espero que te guste este lugar.
-Me tengo que ir de aquí. No puedo estar aquí –dije sollozando. Mis lágrimas luchaban por escapar de mis ojos-. Vámonos. Por favor…
-¿Qué pasa? ¿Por qué nos tenemos que ir?
Mis lágrimas me ganaron la batalla. Consiguieron escapar.
-Pablo, mi madre me dijo que mi padre había muerto en este parque. Yo estaba jugando por aquí…
-Yo… Lo siento, princesa. No lo sabía… Marcos… Él me dijo… Joder… ¿Por qué le tengo que hacer caso a ese imbécil?
-¿Marcos? ¿Qué te dijo?
- Me dijo que este parque te gustaba mucho, que aquí venías mucho con tus padres de pequeña, que era tu sitio favorito... joder, ni siquiera me dijo lo de
tu padre...
-Él sabía el porqué no venía a este parque
- Lo siento mi vida... Quería hacerte sonreír y que me perdonaras por portarme tan mal pero el cabrón de mi primo me la ha jugado...
Rodeó su brazo en mis hombros y me sacó de allí. Pero ya era tarde. Los recuerdos venían a mi mente y no los podía parar. No podía borrarlos. Aunque se me había escapado alguna lágrima, no me pude reprimir más y rompí a llorar. Odiaba que me vieran llorar, pero ahora no importaba, lo único que quería es que se fueran esas tormentosas imágenes. Pablo me dirigió todo el camino. Me llevó a un nuevo parque, uno que estaba cerca de mi casa. Me puso enfrente de él y me abrazó con ternura. Me sentía tan bien entre sus brazos. Me gustaba estar entre ellos.
-Perdóname, por favor, yo… no sabía…
-Tranquilo, conozco a tu primo. No fue tu culpa
-Yo… No debí haberle pedido ayuda
-¿Ayuda? ¿De qué hablas?
-Le pedí ayuda para que me dijera como me podía llevar bien contigo. Como ser tú amigo. Para que me regalaras tu sonrisa…
-¿Por qué tanto interés en mi? Joder. ¡Soy tonta! Ayer me dijiste que tú y yo tendríamos algo. Es por eso, ¿verdad? ¡Dios! Soy algo así como una apuesta, pero contigo mismo –Grité, me aparté de sus brazos-. Déjame en paz. ¡Vete a la mierda!
-Lorena –Me cogió del brazo-. No es por eso. No sé el porqué, pero quiero hacerte sonreír, quiero verte cada segundo. Quizás es porque eres diferente a las demás. Ayer me llamaste flipado, pasas de mí, me dices que no quieres nada conmigo. O quizás no es por eso. No lo sé.
-Porque las demás solo les importa que estés bueno
-¿Crees que estoy bueno?
-Bueno, contando que estoy aquí, y que no salgo corriendo, horroroso no eres. Aunque… sí que me asustas un poco. –Dije sacándole la lengua
-¡Que graciosa! A ver qué te parece esto… -Sonrió maquiavélicamente y me empezó a hacer cosquillas
No podía parar de reírme.
-Pablo… para… Jajajaja… Por favor… Jajajaja
Al final, Pablo acabo encima de mí. Sus ojos me miraban fijamente. No pude resistirme y bajé mis ojos hasta sus labios. Me quería besar. Bajó sus labios, pero antes de que se posaran en los míos, me aparte.
-Yo… No quiero ser como las demás. No quiero ser otra de tus muchas chicas de colección.
-No seas boba. Tú nunca serás como las demás. Ya te he dicho que eres diferente.
-Ya lo sé. Pero eso, seguramente, se lo dirás a todas. Yo mejor me voy a casa. Y… por favor, será mejor que tú y yo solo seamos compañeros de clase.
Me fui a mi casa. Me sentía fatal. Él me había apoyado hoy con lo de mi padre, fue muy atento conmigo. Pero… yo estaba totalmente perdida. No sabía qué era lo que quería de mí. Primero me trata mal, mas tarde me pide perdón, y luego, a la mínima oportunidad, me intenta besar. Tenía claro que no quería ser otra chica más. Pero… ¿Quería ser su chica? No lo sé. Estoy demasiado confusa. Era imbécil, pero también muy guapo; chulo pero simpático; flipado pero parecía una buena persona; lo quería besar pero no podía soportar pensar que podía ser un simple pasatiempo para él. Solo lo conocía de dos días, y no empezamos con buen pie, que se diga… Pero mis pensamientos estaban en él, en sus labios, en sus ojos, en sus manos, en su cuerpo, en su voz…´
Cuando llegué a casa le dije a mi madre que ya había cenado. No tenía hambre. Pero si se lo decía, discutiríamos.
Subí a mi habitación, me cambie y encendía el ordenador. Me metí en tuenti . Tenía una petición de amistad. Era de Pablo. Ponía: “Solo compañeros de clase…” Decidí aceptarlo.
Estaba cansada. Aún encima también estaba hecha un lio. No sabía si me gustaba o no, pero tampoco podía dejar de pensar en él. Aun encima, me acorde de mi padre. Tenía ganas de llorar. Me fui a la cama a dormir.
Al día siguiente me desperté pronto. Mi madre aun estaba dormida así que manché la taza con un poco de leche y colacao y desmigué una
galleta. Salí de casa y me di cuenta de que era pronto así que fui
andando tranquilamente a clase. Cuando llegué, ya estaba la mitad de la
clase. Me senté en mi sitio ya que mis amigas no habían llegado y no
quería acercarme al grupo de las "super-guays" ni al grupo en el que
Pablo y Marcos estaban.
- Ya me han dicho que ahora aparte de sexo tampoco quieres besar a
nadie. ¿También necesitas un tiempo? O quizás te vayas a convertir en monja. ¿Cuál de las dos? -Me preguntó Marcos.
-Vete a la mierda y déjame en paz
-¿Qué tal lo pasaste ayer en el parque?
-Eres un cabrón.
Le escupí y salí corriendo de clase, estaba a punto de llorar. Por el rabillo del ojo vi como Pablo me miraba. Mientras iba por los pasillos, me choqué con Rodrigo, uno de los chicos que iba un curso más que yo. Era el hijo de una amiga de mi madre y uno de mis mejores amigos. Siempre habían dicho que estaba enamorado de mí pero nunca lo creí.
-Lore, ¿qué te pasa? -Me preguntó Rodrigo abrazándome.
-Joder Rodri... ¿Te acuerdas de lo de Marcos?
-Sí. ¿Qué te ha hecho ahora?
Le conté abreviadamente toda la historia mientras seguía llorando y él
me abrazaba.
Salió Pablo de clase.
-Lore, necesito hablar contigo por favor... -Dijo Pablo.
-¿Tú eres Pablo? -Le dijo Rodri.
-Sí. Venga Lore tía, pasa del pringado este un segundo y ven a hablar
conmigo.
-¿De qué? ¿De qué un cabrón me jodio? ¿De lo bien que te lo has pasado contándole todo lo de ayer a tu primo? ¿De que si que eres igual que él? Vete a la mierda Pablo.
- Venga tío. -dijo Rodri-. ¿No escuchas? Pírate y déjala en paz. Y dile a
tu primito también que la próxima vez que la hagáis algo vais a tener
problemas conmigo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Capítulo 2

Sonó el despertador a las 8:30 de la mañana. Las clases empezaban hoy a las 11 por ser el primer día del curso. Tenía tiempo de sobras para desayunar tranquilamente, ducharme, elegir la ropa que me pondría con detenimiento y maquillarme.
Bajé a desayunar a la cocina y me tomé un vaso de leche y un par de galletas bajo la atenta mirada de mi madre todavía seguía preocupada por el tema de mis comidas. Cuando terminé, recogí mi vaso y subí a ducharme. Luego abrió mi armario y comencé a buscar algo de ropa para ponerme. De pronto, oí una vibración, era un mensaje. Cogí mi móvil y lo leí: “Hoy nos vmos princsa?? jaja. 1bso!".
No le quise dar importancia, debía ser un error de alguien y empecé a vestirme. Fui a  maquillarme al baño y me miré en el espejo. Hoy me sentía bien, además, la camiseta que llevaba puesta escondía mi “tripita”. Cogí todo lo que iba a necesitar y salí de casa.

Me gustaba ir andando el primer día para enontrarme con mis amigas de camino. También me gustaba fumar un cigarro mientras veía a los profesores que me harían sufrir este año, observar a los chicos nuevos, detectar cambios en los antiguos compañeros… Pero como siempre, llegué algo pronto y me senté a esperar en un banco mientras sacaba un cigarro. Una mano apareció por detrás y me tendió un mechero antes de poder sacar el mío.
- No pensaba verte aquí princesa… Como no me contestaste al mensaje… -dijo Pablo con su sonrisa perfecta.
-¿Pero tú que haces aquí? Ei, ¿cómo coño has conseguido mi teléfono?
-Tranquila princesa...
- ¡No, no estoy tranquila! Y no me llames princesa... ¿De dónde has sacado mi teléfono?
-Verás, ayer mi primo te vio hablando conmigo y al final le convencí para que me lo diese y me dijo que tú también vienes a este instituto.
-¿Tu primo? ¿Quién es tu primo?
-Marcos. Me dijo que te conoce muy bien… jajaja.
Me quedé paralizada, Marcos era mi exnovio. El chico del que había estado toda mi vida enamorada. El año pasado estuvimos saliendo dos meses, todo era perfecto hasta que me propuso tener sexo y no acepté. Supongo que necesitaba más tiempo, pero a él le dio igual y rompió conmigo.
-Ya veo que la estupidez os viene de familia. -dije yo indignada.
-Ei, que yo no soy como él, ¿vale? Si quiero a una chica de verdad, soy
capaz de esperarla durante siglos si hace falta.
Venga. ¿Esperaba que me lo creyese? Todos los tíos son iguales. Van a lo que van y si no lo
encuentran, puerta.
-Sí... Si esperas que me lo crea vas listo, y si no te importa ahora me voy, que por ahí viene tu querido primo y no es que me guste exactamente vuestra presencia.
-Lo entiendo, pero no me trates así a mí. Yo no te he hecho nada. El
cabrón fue él.
Pablo hoy estaba guapísimo... ¡No! No podía fijarme en él, era el primo de Marcos, y estaba demostrado que eran igual de estúpidos.
-Ya nos veremos princesa.
-Espero que no muy a menudo…-dije mientras me iba.
Vi a Silvia llegar con Yaiza, Rebeca, como no, llegaría tarde.
-Ei, ese es el chico de ayer, ¿no?- Preguntó Yaiza
- Sí... Es un idiota. -dije yo mirándolo de reojo.
-Pues es un idiota muy guapo, tia. ¿Tienes algo con él? Es que estos dos días cuando hemos llegado estabas con él hablando... -dijo Silvia.
-¿Estás boba? Es el primo de Marcos, y por lo que parece son igual de estúpidos. Es un chulo de mierda, piensa que por ser guapo ya tiene todas las puertas del mundo abiertas.
-No sé tia, un poco de razón tiene. Acaba de llegar y ya se le están acercando todas las niñatas de clase. -dijo Yaiza.
-Pues mira, bien por él. Es lo que él quería. Venga, vamos entrando que ya llega Rebe.-dije yo.
Entramos directamente a las clases. Este año por fin nos había tocado a Yaiza, Silvia, Rebeca y a mi juntas. Así sería más fácil soportar a las "super-guays". El tutor de este año, Lorenzo, tardó en llegar. Era un profesor nuevo y parecía simpático. Él nos daría las clases de lenguaje.
Cinco minutos más tarde llamaron a la puerta.
-Profe, ¿se puede? Es que estaba acompañando a mi primo, que es nuevo, a rellenar unos papeles.
Mierda, también me tocaría aguantar al cabrón de Marcos este año...
-Adelante, sentaros por donde podais.
¿Sentaros? Dios, recé por unos segundos para que Pablo no estuviese en mi clase también.
-Hola princesa. Ya te dije que nos veríamos a menudo… -dijo Pablo mientras se sentaba en la mesa que estaba a mi lado.
Marcos, por suerte, se sentó más alejado. Le odiaba. Fue un cabrón conmigo y aún lo seguía siendo. Mientras estuvimos saliendo no paraba de repetirme lo feliz que estaba conmigo, que quería que no acabase nunca... Mentiras. Cuando le pedí tiempo me dijo que era una niñata y  una calienta-braguetas... Y además ahora se lo había contado al imbécil de su primito. Ya no le quería. Desde el día que me demostró que yo para él era un simple pasatiempo empecé a olvidarle, y lo había conseguido, pero odiaba su presencia.
Sonó el timbre. Ya era la hora de ir a casa. Mis amigas vivían en otra dirección asique saqué mi iPod y me puse a escuchar música camino de mi
cada. Sonaba "Sabes" de Reik.

"Sabes, te quiero confesar que te encuentro irresistible. No dejo de pensar que haría lo imposible por quedarme cerca de ti".  Me encantaba esa parte y fui cantándola más o menos alto.
-A mi me pasa lo mismo contigo.-dijo Pablo mientras me quitaba los auriculares para que le escuchase.
-Déjame en paz, ¿vale? A mí contigo no me pasa NADA.
-¿Por eso no dejas de mirarme? ¿Por eso te cambia la cara cada vez que nos vemos? Lorena, sé que ayer te traté... como lo haría Marcos. Él me contó todo lo que te hizo, es un cabrón, pero yo no soy cómo él. Déjame que seamos amigos por favor...- Me dijo con una mirada dulce. ¿Quién se podría negarse a unos ojos así? Sus ojos eran especiales, verdes, pero un
verde como nunca había visto en unos ojos-. Por favor Lorena...
-Esta bien. Sólo amigos.
-Ok. Pues esta tarde paso a buscarte a tu casa a las 5:30. -dijo mientras se iba corriendo hacia un coche.
Me quedé atónita. Pablo a veces parecía diferente, pero otras veces era como Marcos. Y... ¿Habíamos quedado a las 5:30? Me puse nerviosa y llegué a casa. Encontré una nota en la mesa de la cocina: “Cariño, he tenido que ir antes a trabajar. La comida está en el
frigorífico. Calentar y listo. Pórtate bien. Mamá."
"Pórtate bien", eso significaba "cómete todo". Miré en el frigorífico. ¿Mamá quiere que me ponga como una foca? Era demasiada comida, asi qué la tiré en una bolsa para no dejar pruebas y comí una manzana.
Eran las 3:00. Quedaban dos horas y media para que Pablo viniese y subí a concectarme al tuenti un rato. Cuando miré la hora eran las 4:30. Me cambié de ropa (tardé más que nunca).
Me fumé otro cigarro y sonó el timbre. Bajé y abrí la puerta. Ahí estaba él, Pablo. Cada vez más
guapo. Sonriendo.
-Estás preciosa princesa. Vamos, quiero ir a un sitio contigo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Capítulo 1

Capítulo 1

Estaba sentada en el alfeizar de la ventana. Estar ahí me relajaba, el por qué no lo sabía, pero es como mi sitio especial. Cada vez que estoy triste me siento aquí, me pongo a pensar y poco a poco me relajo. Aunque las vistas no son bonitas (un gran edificio de color gris que poco tenía de interesante) y la plaza que hay abajo. Vivo en un segundo piso, así que la plaza se veía bastante bien. Acababa de discutir con mi madre, como siempre. Vivíamos solas en este acogedor piso. Mi padre había muerto cuando yo era pequeña. No recordaba mucho de él. Pero si recordaba que era un borracho y que era distante conmigo, creo que nunca quiso que yo naciera.
Me puse a mirar a las nubes, intentando distinguir alguna figura graciosa, de estas que aparecen después de mirar fijamente por un rato. Pienso en la discusión que acabo de tener con mi madre, como siempre, fue por la comida. Tenía que reconocer que no estaba muy contenta con mi cuerpo, estaba un poco gorda. Como odiaba tener tripita, decidí comer un poco menos. Y como no, mi madre se quejaba de que comía poco, tenía miedo de que me volviera bulímica o anoréxica. Se preocupaba demasiado. Un ruido me sacó de mis pensamientos. Era mi móvil.
-¡Lore! ¿Hoy tienes algún plan?
-Pues de momento no. ¿Por?
-He quedado con Yaiza y Rebeca, ¿vienes?
-Vale. ¿A qué hora y donde?
-Dentro de media hora en la plaza de debajo de tu casa.
-Ok. Allí estaré.
Colgué y me fui al salón a pedirle permiso a mi madre, y aunque rezongó un poco, accedió a que saliera a dar una vuelta. Subí las escaleras y me maquillé y me peine. Fui a mi habitación y me vestí, ya que aún llevaba el pijama. Me puse unos vaqueros y una camiseta gris, los tenis y lista.
Bajé 5 minutos antes. Y aunque sabía que las chicas iban llegar tarde, pero tenía la manía de llegar pronto a todos los sitios. Como no me apetecía esperar sin hacer nada, busqué en el bolso hasta encontrar mi paquete de Camel, saqué un cigarro y rebusqué por el bolso en busca del mechero. ¡Se me había olvidado en casa! Pasé la mirada por la plaza mirando a ver si había alguien que pudiera tener un mechero. Había un chico de mi edad, más o menos, moreno, alto, de ojos marrones, con chupa de cuero negra y un cigarro en la boca. El chico era bastante guapo. Me acerqué a él y le pedí fuego. Él la miro como si fuera el rey del mundo. Eso me cabreó.
-Disculpa, solo te estaba pidiendo fuego, no te iba a morder ni nada por el estilo. Que te aproveche el cigarro.
-¡Que humitos tiene la nena! Espero que no a todo el mundo le trates así…
-En realidad solo trato así a los idiotas, pero… ¿quién sabe? Igual no eres idiota con todo el mundo.
-No lo soy. Me llamo Pablo. –Me dijo mientras me pasaba su mechero-. ¿Y tú te llamas…?
-Gracias, soy Lorena
-¿Vives aquí?
-Sí, pero creo que a ti eso te da igual, así que me voy.
-levo aquí pocos días y eres la única chica “no fea” con la que me he topado… Así que, creo que si me importa, ya que viviré aquí a partir de ahora. Y pues a partir de ahora, quiero saber con cuantas chicas tendré algo. En estos momentos, en mi lista, solo estás tú.
-¡Que halagador! –Dije en tono sarcástico-. ¿No crees que eres bastante flipado y creído? Tú y yo no tendremos nada.
-Eso ya lo veremos, princesa –Dijo Pablo mientras me guiñaba un ojo.
Miré para los lados y vi que venían las chicas, le di a Pablo una mirada y me fui hacia las chicas. Estuvimos dando vueltas toda la tarde. Lo pasamos bien. Pero no me daba quitado el cabreo que me había puesto ese tal Pablo. ¡Qué niñato!
Cuando llegué a casa “cené”, por suerte mi madre no estaba en casa, así no me podía regañar por comer poco. Subí a mi cuarto y me puse a escuchar música. Sonó la de Dear Angel, de April Sixth
No sé cómo, pero empecé a pensar en Pablo, era demasiado chulo, un creído, igual se creía que si quería podía tener a cualquier chica. Pues a mí no me tendría. Era un idiota. Solo quería no volverlo a ver, así no me enfadaría. Entonces recordé esos ojos marrones. Esa sonrisa tan pícara que tenía, cada vez que decía algo estúpido la ponía. Me había fijado en sus manos, cuando me pasó el mechero, era bonitas, suaves y ni muy grandes ni muy pequeñas. ¿Pero qué estaba haciendo? ¿Por qué pensaba en él? Es un idiota, no pienso perder no un segundo con él.
Era ya tarde, y al día siguiente empezaban las clases. No quería llegar tarde el primer día. Tenía que dormir. Apagué mi ordenador y me fui a dormir. Esa noche soñé con él.

martes, 19 de octubre de 2010

Bienvenidoooos!!!

Hola! Este blog lo creamos Esme y yo para compartir esta historia con vosotros/as. La base del fic NO es nuestra, es de una chica que colgo esta historia en una red social (tuenti) y el titulo es: Historia de un te quiero (casi igual que el que ponemos aqui) pero que la chica solo colgó los 25 primeros capitulos, Esme y yo decidimos seguirlo como un fanfic, y ahora hemos editado un poco los 25 primeros capis para que no sean una copia exacta a los que escribio la chica y no sea plagio, ya que a ninguna nos gusta que nos roben lo que escribimos. Y pues, dejar claro que la base no es nuestra (si, soi repetitiva, pero es que no quiero tener problemas luego)
Dejar claro que Pablo es SOLO y ECLUSIVAMENTE de Esme y Mio, asi que, porfavor, no os lo pidais, no lo vamos a compartir. Es que estamos completamente enamoradas de él. Y pienso yo: Para no estarlo, si es genial! Ya lo descubrireis.
Y os preguntareis: ¿De que va esta historia? Pues bien, este fic es de amor (como se puede deducir por el titulo) y hay un poco de todo: amor, deshamor, celos, orgullo, romanticismo, miedo... Y situaciones tanto romanticas como complicadas. Os enganchareis desde el primer capitulo, asi que ya sabeis... Leedlo, no os arrepentireis ;)